jueves, 9 de junio de 2011

¡Indignaos! de Stéphane Hessel




¡Indignaos! Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica, de Stéphane Hessel. Prólogo de José Luis Sampedro. Traducción de Telmo Moreno Lanaspa. Ediciones Destino, Barcelona, 2011.

Antes de nada, quiero señalar que, hasta que llegó a mis manos ¡Indignaos! de Stéphane Hessel, no sabía quién era el autor, por lo que desconozco el resto de su obra publicada, de manera que esta reseña es una simple crítica de un solo libro.  Stéphane Hessel nació en 1917,  fue miembro de la Resistencia francesa, superviviente de Buchenwald y colaboró con las Naciones Unidas, aunque seguramente es más conocido por haber participado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. También fue embajador de Francia ante la ONU.

Pero vayamos al libro. ¡Indignaos! de Stéphane Hessel, es un libro de apenas 60 páginas (con un prólogo de José Luis Sampedro y un epílogo de los editores) que se está vendiendo como churros. Además, caprichos del azar, los movimientos 15-M y ¡Democracia Real Ya! parecen haberse puesto de acuerdo para poner en práctica el sentido de este título tan apelativo. Pero si analizamos el libro, nos topamos con un texto fragmentario –demasiado-, chauvinista y sobre todo y lo más importante, falto de profundidad. No podemos comparar este libro con los de otros pensadores indignados como Noam Chomsky, Daniel Bensaïd o Slavoj Zizek, por citar a algunos autores contemporáneos que suelen aportar reflexiones de hondo calado. Seguramente el objetivo de Hessel era simplemente sintetizar las razones por las que muchos estamos indignados, y en ese sentido da en el clavo, pero el problema es que elabora un discurso pseudogratifiante por haber participado en la creación de los Derechos Humanos y por haber sido un integrante de la Resitencia francesa. Hessel parece olvidar que su país, sí, la Francia de la Liberté, Égalité, Fraternité hace varias décadas que se alejó de los ideales que se supone rigen los principios de la Republique. Hay una frase de Film Socialisme de Jean-Luc Godard que me viene a la cabeza para lanzársela a Hessel: “Las Naciones Unidas están bastante desunidas desde 1948". Yo empezaría por que cada nación hiciese un acto de autocrítica y contrición, porque ni Francia (aun sin pensar en su presidente, el ultraconservador Nicolas Sarkozy), ni ningún otro país desarrollado, cumple los principios del lema de la República francesa. 


En fin, ¡Indignaos! se queda en la superficie de los temas que apunta, en la punta del iceberg, y lo que hay debajo del agua (o del hielo) es enormemente complejo como para que los lectores se sientan satisfechos con su lectura refrigerante. Hay que reconocer que el motivo del cuadro “Angelus Novas” de Paul Klee es sugerente, y más todavía al estudio que hizo Walter Benjamin sobre la pintura. Pero el problema es que el discurso de Hessel es elíptico y sobre todo, previsible, pues no dice nada que una persona de nivel cultural medio que lea asiduamente los periódicos no sepa. Por ejemplo, el capítulo sobre Palestina es tan escueto que apenas dice nada, tres páginas no son suficientes para resumir la compleja realidad del conflicto palestino-israelí. Aún así, hay alguna frase remarcable: “CREAR ES RESISTIR. RESISTIR ES CREAR” (así, con mayúsculas), si bien su gran mérito es el título, por oportuno y por sugerente, lo que aplaudimos, porque nosotros también estamos indignados antes las cosas que pasan a nuestro alrededor. Si el libro sirve para que haya más gente indignada, bienvenido sea.

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